La cooperativa Nuestra Señora de la Bella, más conocida como ‘Cobella’ y con sede en el municipio onubense de Lepe, se encuentra inmersa en la celebración del 50 aniversario de su constitución, mediante la realización de diferentes actos. Concretamente, en la tarde de ayer organizó, en colaboración con Cooperativas Agro-alimentarias de Huelva, una jornada sobre integración, a la que asistieron un nutrido número de socios.
Bajo el título ‘La integración cooperativa, vector de competitividad ante el nuevo orden en la Unión Europea y países terceros’, la conferencia fue impartida por el director de Asuntos para la UE e Internacional, Promoción y Desarrollo Rural, de Cooperativas Agro-alimentarias de España, Gabriel Trenzado Falcón. El objetivo de la misma fue dar a conocer la situación existente en los diferentes países a fin de entender la importancia de trabajar hacia una mayor dimensión empresarial, convencidos de que la competitividad de las empresas cooperativas en el mercado europeo, maduro y global, reposa en lo que se conoce como ‘las tres íes’: integración, internacionalización e innovación.
De hecho, Cobella sabe mucho de integración pues, no en vano, forma parte de la cooperativa de segundo grado Onubafruit, para la comercialización de fresas y berries; de Suca, para la compra conjunta de insumos; de la empresa Hudisa, para la transformación de los frutos rojos; así como de Fresas Nuevos Materiales, enfocada a la innovación en el sector fresero y el desarrollo varietal.
En la actualidad, Cobella aglutina la producción de más de 300 socios, los cuales cultivan 1.500 hectáreas de fresas, berries, cítricos y frutales, con una facturación media anual en torno a los 50 millones de euros y una generación de empleo directo, en campaña, de medio millar de puestos de trabajo. Sin embargo, los orígenes fueron mucho más modestos.
Concretamente, fueron 38 agricultores los que en 1967 se unieron para defender sus productos y emprender la difícil tarea de crear una cooperativa. Aquellos primeros productores cultivaban cereales, almendras, melones, sandías y tomates, siendo la mecanización una de las asignaturas pendientes del campo andaluz por entonces. Por ello, uno de los trabajos iniciales de la cooperativa fue introducir e impulsar el uso de maquinaria en las actividades agrarias, esto es, tractores, cosechadoras, empacadoras automáticas, etc.
El siguiente gran hito se produciría a principios de los años 80 con la llegada del cultivo del fresón a la cooperativa, lo que supuso una verdadera transformación, al tratarse de un producto perecedero que requería avanzar en organización e infraestructuras y así lo hizo Cobella, convirtiéndose la fresa, desde ese momento, en el producto estrella de la empresa.
Otro momento clave para la cooperativa surgió a finales de los 80, en esta ocasión, con la irrupción de los cítricos, para cuya comercialización fueron de enorme utilidad los canales abiertos años atrás para el fresón. De su mano, llegaron a la cooperativa instalaciones dedicadas al acondicionamiento y comercialización, equipadas con la última tecnología, siendo Cobella la empresa pionera en la zona.
En definitiva, éstas fueron y continúan siendo las máximas de Cobella en su actividad: buscar nuevas alternativas de cultivo, abrir nuevos canales de comercialización y poner a disposición de los agricultores las últimas tecnologías para sus cultivos. Todo ello, sustentado en la calidad de sus producciones y el respeto al medio ambiente.
Tal y como manifiesta su presidente, Francisco J. Contreras Santana, “en Cobella trabajamos de manera continua en la mejora de todos nuestros procesos, siendo la dimensión empresarial una condición básica a la que nos obliga la economía de escala, si queremos continuar abordando proyectos y captando valor para nuestros socios y producciones, objetivos sólo alcanzables desde la integración”.