El sector de la almendra se encuentra en expansión en nuestro país. La producción de almendra en España representa una importante oportunidad para la agricultura dado el incremento de la demanda que este producto está experimentando a nivel mundial. Nuestro producto es ampliamente reconocido y valorado en los mercados por su excelente calidad y sus excelentes características organolépticas (sabor, textura, etc.) que hacen que sea la preferida mundialmente para su consumo en grano, como aperitivo o “snack”. También cabe resaltar su inclusión como elemento importante dentro de la dieta mediterránea, reconocida como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Estas interesantes expectativas se enfrentan, sin embargo, a un grave problema, el de la almendra amarga. La mínima presencia de almendras amargas, que ocasionalmente pueden aparecer mezcladas entre las partidas, supone un freno al mercado de almendras de origen español. El sabor amargo de las almendras es debido a un aldehído aromático (benzaldehído) que es fruto de la hidrólisis de una substancia presente en esas almendras amargas, la amigdalina. Además de ese aldehído, se libera ácido cianhídrico que puede resultar tóxico si se consume una cantidad importante de las mencionadas almendras. Actualmente no existe una limitación legal al amargor de la almendra. No obstante en otro fruto del género prunus como el albaricoque tenemos el Reglamento (UE) 2017/1237 de la Comisión, de 7 de julio de 2017, que modifica el Reglamento (CE) n.° 1881/2006, en lo que respecta al contenido máximo de ácido cianhídrico en los huesos de albaricoque enteros, triturados, molidos, machacados o picados sin transformar comercializados al consumidor final (Texto pertinente a efectos del EEE.)
Ante la posibilidad de que, para la almendra, pueda ponerse en marcha alguna iniciativa legal tanto en territorio europeo como fuera, el sector debe estar preparado con la tecnología y las técnicas implantadas. De no ser así nuestra competitividad se reduciría drásticamente y, con ello el tejido empresarial y, como consecuencia de lo anterior, las 400.000 Has que actualmente se cultivan en zonas de alto valor ecológico.