Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía lamenta que la parsimonia política frente a la huelga de transportes iniciada el pasado lunes, 14 de marzo, vaya a suponer la última puntilla para llevar al sector agroalimentario andaluz a la ruina. Así se lo ha explicado el director de la federación, Jaime Martínez-Conradi, al delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, en una reunión convocada hoy por la propia Delegación para analizar junto a representantes del tejido empresarial andaluz el impacto de las protestas de los transportistas.
El delegado ha trasladado las medidas puestas en marcha para ayudar al sector a paliar los perjuicios que le está suponiendo la huelga, como el hecho de haber destinado a 5.000 efectivos de seguridad en las carreteras andaluzas para facilitar la circulación de vehículos de transporte de mercancías. Pese a que los convoyes están funcionado, la federación de cooperativas advierte de que son medidas totalmente insuficientes, tanto por el gran número de empresas que no pueden mover su mercancía como por el carácter perecedero de los productos de muchas de estas industrias. De hecho ha advertido de que hay cooperativas que hoy viernes han tenido que cerrar al no poder continuar su proceso de producción por falta de insumos. De ahí que haya instado al representante del Gobierno de España a transmitir a la Administración central el mensaje de urgencia de los productores agroalimentarios, que ven agravarse la situación por cada hora que pasan sin poder movilizar sus productos perecederos o recibir mercancía para, por ejemplo, alimentar a sus animales.
Como ha indicado en la reunión, el impedimento de la libre circulación de mercancías dificulta el trabajo de las explotaciones agrarias y de las cooperativas, ya de por sí afectadas por el contexto político, económico y social. Así, ha recordado que el campo andaluz lleva meses de movilizaciones indefinidas en protesta por una PAC y un Plan Estratégico ajenos al peso del sector agrario de Andalucía, por la falta de inversiones para solucionar los problemas derivados de la sequía, por los cambios en la normativa laboral, por los incesantes e indiscriminados aumentos de los costes de producción y por una política comercial y medioambiental lesiva para los productores europeos pero totalmente permisiva para las producciones de países terceros. Por tanto, este nuevo conflicto viene a sumarse a la lista interminable de trabas que comprometen la viabilidad de la actividad agrícola y ganadera.
La situación derivada de la huelga de transportes es especialmente delicada en las cooperativas ganaderas, en las que la protesta está poniendo en riesgo el bienestar de los animales por la falta de suministro de materias primas para la fabricación de pienso y, por tanto, por las dificultades para alimentar a los animales. Este desabastecimiento pone en serio riesgo la vida del ganado.
En el caso de las explotaciones lecheras, el conflicto impide la recogida de la leche en las granjas y su posterior entrega a la industria. Este hecho, además de poner trabas al suministro de la distribución, puede derivar en un problema legal para el ganadero, que tiene los silos colmados de leche porque ni siquiera puede transportar la producción para su destrucción. Frente a esta situación, y si no se toman medidas con urgencia, los ganaderos van a tener que tirar la leche en sus explotaciones, acción que está prohibida por ley. Asimismo se están poniendo en riesgo campañas claves como la del ovino, que no puede sacar de los cebaderos los corderos previstos para atender la campaña de Semana Santa.
La parálisis entraña, además, graves complicaciones para los productos perecederos, como las frutas, las hortalizas u otros frescos. En zonas como Huelva, en plena campaña de frutos rojos, o Almería la huelga se está traduciendo en pérdidas millonarias (de hasta 10 millones de euros diarios en el conjunto de las cooperativas almerienses). Los problemas de libre circulación impiden que frutas y hortalizas lleguen en buenas condiciones porque no se entregan en tiempo y forma, además están generando incumplimientos por parte de las comercializadoras con sus clientes.
El sector cooperativo hortofrutícola también ha advertido del riesgo que corren de perder clientes internacionales si la Administración no soluciona el problema. Productores y empresas comercializadoras tienen constancia de que países terceros como Marruecos están aprovechando el conflicto español para acceder directamente al mercado europeo a través de los puertos franceses y acceder así a los clientes de las empresas españolas que tanto esfuerzo cuesta mantener.
Las cooperativas agroalimentarias y el sector agrario comprenden la situación de asfixia que ha llevado a los transportistas a la huelga indefinida, si bien consideran que ante todo se debe respetar el derecho tanto a hacer huelga como a no hacerla. De este modo, la federación de cooperativas ha mostrado su desconcierto ante el hecho de que la Administración no tome las medidas necesarias para permitir a los profesionales que no secunden la huelga trabajar libremente. La federación insta también a los sindicatos a que intermedien y defiendan a aquellos transportistas que sí quieren mantener su actividad, pero que no lo hacen por miedo a las represalias o a ataques a su vehículo de trabajo.