El campo andaluz atraviesa un momento especialmente delicado. El incremento del precio de fertilizantes, fitosanitarios, plásticos, gasoil o electricidad, entre otros inputs, provocó un aumento de los costes de producción superior al 35% en 2022, según datos de Eurostat. Si bien este ascenso se tradujo en un incremento del valor de los alimentos en su origen (por encima del 25%), la realidad es que agricultores, ganaderos e industrias cooperativas continúan trabajando en una situación ruinosa, que ha empujado a muchos de ellos a abandonar sus actividades productivas. Por otro lado, la sequía persistente desde 2017 está provocando una caída de la productividad. Todo ello hace muy difícil la rentabilidad en las explotaciones, lastrando la incorporación de jóvenes en un sector muy envejecido.
Por este motivo, uno de los retos que afronta a corto plazo el sector es reducir costes internos, así como de gestión en las explotaciones agrarias en riesgo de abandono, por lo que se hace necesario el planteamiento de fórmulas de cooperación a todos los niveles que faciliten la labor de todos y cada uno de los agricultores y ganaderos que las componen.
Ante esta situación, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía ha puesto en marcha el proyecto ‘Fomento de la gestión comunal en las explotaciones por parte de las cooperativas como solución a la falta de relevo generacional’, una iniciativa que se enmarca dentro de la Línea 3 para el Fomento del Emprendimiento Social que financia la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.
Este proyecto, que se ha desarrollado en las ocho provincias andaluzas, plantea la posibilidad de crear en las cooperativas agrarias mecanismos de explotación comunal de la tierra, que tan buen resultado están proporcionando en otras regiones de similares características y que pueden paliar los efectos que están sufriendo las estructuras productivas de los agricultores y ganaderos y las industrias cooperativas por la actual coyuntura económica.
Para ello, se están llevando a cabo diferentes acciones, entre las que se encuentra la celebración de una jornada con la participación de una veintena de personas para identificar y analizar la situación del sector agroalimentario en este sentido. Asimismo, se ha realizado un manual para la implementación y puesta en marcha de este sistema de gestión comunal, donde se reflejan los pasos necesarios para su implantación. Para ello, en esta guía aparecen todos los aspectos a tener en cuenta y se completa con las modificaciones legales y estatuarias de las cooperativas implicadas.
Por último, se han desarrollado cuatro encuentros donde más de 20 cooperativas interesadas en esta cuestión han podido intercambiar sus experiencias y abordar cómo llevar a cabo una gestión comunal de explotaciones en estas empresas. Se trata de empresas de economía social con problemas estructurales y sociales que necesitaban el establecimiento de esta iniciativa.
La implantación de la gestión comunal en diferentes cooperativas supone una repercusión económica visible, ya que permite la viabilidad de explotaciones agropecuarias que por su dimensión, estructura o gestión lo hacen actualmente inviable. También supone un avance social, porque plantea un escenario atractivo para la incorporación de jóvenes a la agricultura y ganadería que permitan el relevo generacional de explotaciones, además de combatir el abandono de explotaciones rurales, con el mantenimiento de empleo garantizando de esta manera la capacidad productiva de las cooperativas y por ende de los recursos tecnológicos, económicos y humanos.
Asimismo, el proyecto impulsará la mejora de la formación de todos los agentes implicados, así como la modernización de las explotaciones mediante la gestión de personal cualificado.