Federación
Los presidentes de Fundación Caja Rural del Sur, José Luis García-Palacios Álvarez, y de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Fulgencio Torres Moral, han rubricado en Sevilla la renovación del acuerdo de colaboración que mantienen ambas entidades con el objetivo de impulsar el desarrollo del sector cooperativo en la región. Este acuerdo tendrá, como los anteriores, una duración de un año.
En virtud de este protocolo de colaboración, Fundación Caja Rural del Sur facilitará a Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía y a sus socios, agricultores y ganaderos, sus servicios, con el objetivo de mejorar el rendimiento de sus explotaciones en el marco de un desarrollo económico del sector, teniendo muy presente la prioridad de la conservación del medio rural. De ello se pueden beneficiar las entidades asociadas a la federación, 641 según el último balance.
El presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Fulgencio Torres Moral, ha puesto en valor el respaldo de la Fundación Caja Rural del Sur a esta entidad, con la que comparte objetivos en el sector y que, desde su origen, colabora muy especialmente con las cooperativas. “Agradecemos, un año más, el apoyo que Fundación Caja Rural del Sur viene dando históricamente a Cooperativas Agro-alimentarias, un apoyo muy relevante para alcanzar nuestros fines, que no son otros que impulsar un modelo cooperativo empresarial, rentable, competitivo, profesionalizado, generador de valor y con una dimensión relevante, contribuyendo así a la sostenibilidad del sector agroalimentario”, ha destacado Fulgencio Torres.
Por su parte, José Luis García-Palacios ha subrayado que “las cooperativas agroalimentarias en Andalucía son un pilar fundamental para el desarrollo agrícola sostenible en nuestra región, para la creación de empleo, y el fomento de la innovación en el sector agrícola. Nos enorgullece respaldar estas estructuras que permiten a los agricultores y ganaderos compartir conocimientos, recursos y enfrentar desafíos de manera colectiva”.
Por ello, García-Palacios ha remarcado «el compromiso desde Caja Rural del Sur con las cooperativas andaluzas, que va más allá de la simple asistencia financiera”. “Estamos comprometidos con el fortalecimiento de las comunidades rurales, apoyando a los productores locales y fomentando la colaboración a través de las importantes estructuras cooperativas”, ha señalado.
Federación, I+D+i
La huella hídrica y la huella de carbono son los indicadores considerados más representativos para evaluar la sostenibilidad ambiental de un proceso productivo.
Por este motivo, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía está ejecutando un proyecto para el cálculo de estos dos indicadores en un total de 30 cooperativas andaluzas de distintos sectores.
Se trata de la iniciativa ‘Mejora de la sostenibilidad en las cooperativas agrarias mediante la acreditación del cálculo de la huella hídrica y huella de carbono en el sector agroalimentario’, que se enmarca en la Línea 4 para la Innovación y Competitividad Empresarial de la Economía Social, que financia la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.
La huella hídrica tiene en cuenta tanto el uso directo como indirecto de este recurso, y se define como el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por las cooperativas. Respecto a la huella de carbono, se conoce como la totalidad de los gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto por las industrias cooperativas.
El sector cooperativo precisa equilibrar una mayor producción de alimentos, para dar respuesta a la demanda derivada del incremento de la población, con la sostenibilidad ambiental que rige la producción agraria europea y que, cada vez más, está exigiendo la sociedad para salvaguardar la integridad del Planeta.
En este sentido, es posible incrementar los rendimientos productivos entre un 45 y 70% mejorando las prácticas en los cultivos y procesos industriales, siendo ésta una de las claves para reducir el impacto ambiental de la producción de alimentos de origen cooperativos.
Con esta premisa, este proyecto se centra en la evaluación de la huella hídrica en 10 cooperativas y en el cálculo de la huella de carbono en otras 20 cooperativas, siendo estos indicadores “una forma de mostrar el compromiso del modelo cooperativo con la sostenibilidad y el cuidado del entorno, mediante indicadores reconocidos que avalan la apuesta de nuestro sistema productivo por el hacer un uso eficiente de los recursos”, señala el director gerente de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Jaime Martínez-Conradi Álamo, ya que “una vez conocido el impacto de ambas huellas es posible implementar una estrategia con acciones de mejora, y de esta forma, se refuerza el área de responsabilidad ambiental en el que vienen trabajando las cooperativas”.
Para el cálculo de la huella hídrica se ha subcontratado una entidad que aplica una metodología basada en el estándar ‘Water FootPrint’ y que incluye información relativa al último año de cultivo.
Respecto al cálculo de las emisiones generadas por las cooperativas participantes se incluyen a las fincas propias o arrendadas y se consideran los gases del último año finalizado. Dentro de esta actividad se incluye la inscripción en el Ministerio para la Transición ecológica y Reto demográfico, que homologa dicho cálculo con la aportación de un sello.
Tras las respectivas evaluaciones, se incluyen medidas correctoras personalizadas para cada cooperativa y se facilita asesoramiento a técnicos para su progresiva implementación.
El proyecto se encuentra muy avanzado, y ya ha finalizado el cálculo de las huellas en la gran mayoría de las cooperativas participantes. Además, se ha iniciado el registro en el ministerio de muchas de ellas, que están a la espera de recibir el sello correspondiente.
Federación
La empresa Agrovegetal S.A., dedicada a la obtención y desarrollo de nuevas variedades de semillas certificadas de cultivos extensivos -principalmente trigo duro, trigo blando y triticale, aunque también guisantes, garbanzos y habas-, ha celebrado este lunes Junta General de Accionistas y ha reunido a su Consejo de Administración en la sede de la cooperativa Cocereales para hacer balance del ejercicio, así como para renovar los cargos directivos.
Manuel Onieva Delgado (cooperativa Coesagro, de Écija), asumirá la presidencia de Agrovegetal durante los próximos cuatro años, relevando en el cargo a José Antonio Vega Morales (cooperativa San Dionisio, de Jerez de la Frontera), que pasa a ocupar la vicepresidencia; mientras que Jaime Martínez-Conradi Álamo (Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía), continuará en la secretaría.
En su discurso, Manuel Onieva ha agradecido al Consejo de Administración la confianza depositada para el nuevo mandato y ha alabado el trabajo realizado por su antecesor, José Antonio Vega, durante los últimos ocho años (2015-2023), a quien se le ha hecho entrega de una placa conmemorativa por su “dedicación y esfuerzo para impulsar la mejora del sector cerealista andaluz”.
El ya nuevo presidente se ha referido a la necesidad de continuar potenciando la investigación e impulsar el crecimiento con la integración del sector cerealista. En este sentido, ha hecho un llamamiento a las cooperativas y empresas del sector a que se sumen a Agrovegetal, con el objetivo de reforzar el papel estratégico de la innovación y la mejora varietal en los cultivos herbáceos, para que Agrovegetal “continúe erigiéndose como el brazo investigador del sector cooperativo”.
Actividad de I+D
Tras el nombramiento de los nuevos cargos de la directiva, se ha hecho balance del ejercicio y se ha puesto el foco en la intensa actividad de I+D desarrollada por Agrovegetal en 2023, en el que la empresa ha ejecutado proyectos tanto con cargo a financiación propia, como cofinanciados con la Junta de Andalucía, el Ministerio de Ciencia e Innovación o la Unión Europea.
Además, se ha potenciado la colaboración con otras entidades investigadoras como la Universidad de Córdoba, la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad de Lleida, así como con el IFAPA (Instituto andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica), el IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Cataluña) o el CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, con sede en México), con quien Agrovegetal viene colaborando desde 1998. Una colaboración especialmente estratégica para la empresa, ya que todas las variedades de trigo y triticale que desarrolla Agrovegetal proceden del germoplasma que suministra este centro de investigación.
En definitiva, en el presente ejercicio, la empresa obtentora ha trabajado en un total de 18 proyectos de mejora vegetal que atañen a distintos cultivos herbáceos (trigo duro, trigo blando, triticale, garbanzo, guisantes y habas) con un presupuesto total superior a los 300.000 euros, con el objetivo de poner en el mercado nuevas variedades de cultivos adaptadas a las condiciones cada vez más extremas del campo andaluz, dando respuesta así tanto a las demandas de los agricultores como de la industria cerealista.
Una labor que consolida la actividad de Agrovegetal, que está celebrando en este ejercicio su 25 aniversario, como referente en investigación e innovación de nuevas variedades de semillas de cereales y leguminosas. No en vano, muchas de sus variedades se sitúan como las más sembradas en España, copando el 25% del mercado andaluz en semilla de trigo duro, más del 50% en triticale y el 80% en garbanzo.
Otros datos de interés
Constituida en 1998, Agrovegetal S.A. cuenta con el sello ‘Pyme Innovadora’ y está participada por las cooperativas Campo de Tejada (Escacena del Campo, Huelva), Coesagro (Écija, Sevilla), San Dionisio (Jerez de la Frontera, Cádiz), San Patricio de Conil (Conil de la Frontera, Cádiz), Los Remedios-Picasat (Olvera, Cádiz), Cocereales (Sevilla); Covap (Pozoblanco, Córdoba); la SAT Agrupación Cordobesa de Agricultores; la federación Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía; la Fundación Caja Rural del Sur; y las empresas Gallo S.L. y Fercampo S.A.
Federación, I+D+i
El campo andaluz atraviesa un momento especialmente delicado. El incremento del precio de fertilizantes, fitosanitarios, plásticos, gasoil o electricidad, entre otros inputs, provocó un aumento de los costes de producción superior al 35% en 2022, según datos de Eurostat. Si bien este ascenso se tradujo en un incremento del valor de los alimentos en su origen (por encima del 25%), la realidad es que agricultores, ganaderos e industrias cooperativas continúan trabajando en una situación ruinosa, que ha empujado a muchos de ellos a abandonar sus actividades productivas. Por otro lado, la sequía persistente desde 2017 está provocando una caída de la productividad. Todo ello hace muy difícil la rentabilidad en las explotaciones, lastrando la incorporación de jóvenes en un sector muy envejecido.
Por este motivo, uno de los retos que afronta a corto plazo el sector es reducir costes internos, así como de gestión en las explotaciones agrarias en riesgo de abandono, por lo que se hace necesario el planteamiento de fórmulas de cooperación a todos los niveles que faciliten la labor de todos y cada uno de los agricultores y ganaderos que las componen.
Ante esta situación, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía ha puesto en marcha el proyecto ‘Fomento de la gestión comunal en las explotaciones por parte de las cooperativas como solución a la falta de relevo generacional’, una iniciativa que se enmarca dentro de la Línea 3 para el Fomento del Emprendimiento Social que financia la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.
Este proyecto, que se ha desarrollado en las ocho provincias andaluzas, plantea la posibilidad de crear en las cooperativas agrarias mecanismos de explotación comunal de la tierra, que tan buen resultado están proporcionando en otras regiones de similares características y que pueden paliar los efectos que están sufriendo las estructuras productivas de los agricultores y ganaderos y las industrias cooperativas por la actual coyuntura económica.
Para ello, se están llevando a cabo diferentes acciones, entre las que se encuentra la celebración de una jornada con la participación de una veintena de personas para identificar y analizar la situación del sector agroalimentario en este sentido. Asimismo, se ha realizado un manual para la implementación y puesta en marcha de este sistema de gestión comunal, donde se reflejan los pasos necesarios para su implantación. Para ello, en esta guía aparecen todos los aspectos a tener en cuenta y se completa con las modificaciones legales y estatuarias de las cooperativas implicadas.
Por último, se han desarrollado cuatro encuentros donde más de 20 cooperativas interesadas en esta cuestión han podido intercambiar sus experiencias y abordar cómo llevar a cabo una gestión comunal de explotaciones en estas empresas. Se trata de empresas de economía social con problemas estructurales y sociales que necesitaban el establecimiento de esta iniciativa.
La implantación de la gestión comunal en diferentes cooperativas supone una repercusión económica visible, ya que permite la viabilidad de explotaciones agropecuarias que por su dimensión, estructura o gestión lo hacen actualmente inviable. También supone un avance social, porque plantea un escenario atractivo para la incorporación de jóvenes a la agricultura y ganadería que permitan el relevo generacional de explotaciones, además de combatir el abandono de explotaciones rurales, con el mantenimiento de empleo garantizando de esta manera la capacidad productiva de las cooperativas y por ende de los recursos tecnológicos, económicos y humanos.
Asimismo, el proyecto impulsará la mejora de la formación de todos los agentes implicados, así como la modernización de las explotaciones mediante la gestión de personal cualificado.
Frutas y hortalizas, Huelva
El proyecto ‘Citrus Biochar’, en el que participa Cooperativas Agro-alimentarias de Huelva en la costa occidental de la provincia, es un ejemplo destacado de cómo el aprovechamiento de los recursos naturales y la investigación científica pueden contribuir al desarrollo sostenible de la agricultura, del medio ambiente y del desarrollo de entornos rurales. Dicha iniciativa cuenta con la colaboración de la Junta de Andalucía y de la UE y en su ejecución participan también el Grupo de Desarrollo Rural Guadiodiel, la Universidad de Jaén y Qualifica2 SL. Este proyecto da ahora un paso más, al realizarse en la jornada de hoy los primeros ensayos en el campo con el esparcimiento de las distintas tipologías obtenidas de biocarbón y sus mezclas.
Este grupo operativo de I+D surgió con el fin de estudiar el aprovechamiento de las podas cítricas de la provincia para la obtención de biochar o biocarbón, dado que en esta zona se generan grandes cantidades de restos leñosos y hojas. Unos residuos que pueden ser utilizados como subproducto agrícola sostenible, como enmienda del suelo para aumentar la actividad microbiana y la disponibilidad de nutrientes y agua, así como para la mejora de la absorción y consumo de este por las plantas de cultivo. Se espera que los resultados obtenidos y los conocimientos generados impulsen el uso del biochar en Huelva y sirvan de ejemplo en proyectos similares en otras zonas y cultivos.
En junio, en la sede del Grupo de desarrollo Guadiodiel en Cartaya, donde además de los socios del proyecto estuvieron técnicos responsables pertenecientes a la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, se llevó a cabo una evaluación del estado y evolución de la iniciativa. Además, se visitó la finca elegida para el ensayo, entre los municipios de Cartaya y Lepe, perteneciente a una sociedad que forma parte de la masa societaria de la Cooperativa Nuestra Señora de la Bella, Cobella. En dicha finca en marzo se dispusieron los medios para agrupar y recoger los restos de poda para su transporte a la Escuela Politécnica Superior de Linares, de la Universidad de Jaén.
Estos restos fueron triturados y preparados para su transformación a través de la que es considerada una tecnología verde, la pirólisis. Actualmente, el proyecto ha desarrollado la fase del procesamiento y caracterización de los prototipos y se ha trabajado en el cálculo de dosificaciones y las posibilidades de ensayos, que se han realizado in situ hoy, siendo uno de ellos un ensayo en el que se ha utilizado biochar, otro con biochar junto con perlita y un tercero con biochar junto con ceniza de biomasa.
Obtención y usos
El biochar es un material poroso rico en carbono derivado de la descomposición térmica de materiales orgánicos (biomasa) con escaso o limitado suministro de oxígeno (pirólisis), a temperaturas relativamente bajas (300 a 1000ºC) y está destinado a uso agrícola. La obtención de biochar en el proyecto Citrus Biochar se realiza mediante un proceso denominado “pirólisis”, que consiste en la descomposición térmica de la materia orgánica en ausencia de oxígeno.
El proceso de pirólisis estabiliza el carbono existente en la materia orgánica en una forma más resistente a la descomposición química y biológica, por lo que al ser incorporado al suelo se mantiene estable durante más tiempo y no es emitido a la atmósfera. En la actualidad, las cooperativas están impulsando que el residuo que se genera de la poda se triture y distribuya uniformemente en el suelo, entre las calles de los cultivos. Por otra parte, en otros casos, con estos restos de poda se genera una valoración energética.
Innovación
El carácter innovador del proyecto se enfoca en potenciar el valor agregado de los productos a través del uso de biochar, lo que facilita la comercialización desde productos ecológicos a productos sostenibles, con beneficios ambientales como económicos. La utilización del biochar obtenido a partir de residuos de podas cítricas de la comarca de Huelva podría representar una solución sostenible para mejorar la calidad del suelo y promover el espíritu emprendedor en la comarca.
Mediante ensayos, análisis y difusión del conocimiento, se espera no solo aprovechar el potencial del biochar, sino también concienciar a los productores y a la sociedad sobre la importancia de utilizar recursos de la biomasa de manera eficiente. Además, este proyecto pone de manifiesto la importancia de la colaboración entre entidades públicas, privadas y académicas para impulsar el desarrollo sostenible en el ámbito agrícola.
Este proyecto está financiado a través de los Fondos Europeos Agrícolas de Desarrollo Rural (FEADER) y cofinanciado por la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía en la convocatoria para el Funcionamiento de Grupos Operativos Regionales de la Asociación Europea de Innovación en Materia de Productividad y Sostenibilidad Agrícola (EIP AGRI) de 2020.