Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía ha recibido las previsiones de lluvia para esta semana con la esperanza de que se conviertan en realidad. Y es que, de no cumplirse las mismas, la situación comienza a verse como una catástrofe, tanto medioambiental como económica, ya que se puede poner en riesgo, no sólo el abastecimiento para el consumo humano durante el próximo verano.
También la situación en los municipios rurales que dependen de su actividad agrícola, especialmente en los 300 municipios andaluces que dependen del olivar, acentuando de manera dramática la viabilidad económica en la próxima campaña oleícola 2018/2019.
Los datos objetivos reflejan esta situación límite. En este sentido, la precipitación acumulada hasta la fecha en Andalucía, en el año hidrológico, en sus dos cuencas hidrográficas, Guadalquivir y Sur, son, respectivamente, 212,4 y 157,4 litros/m2, lo que supone un 42,7% y un 55,9% menor que un año normal.
Además, al dato pluviométrico hay que añadir los datos alarmantes de reservas hidráulicas, lo que va a impedir, casi con toda seguridad, que se realicen las aportaciones hídricas necesarias para el olivar. De hecho, desde la semana pasada se está ultimando la declaración de sequía en las Demarcaciones Hidrográficas del Guadalete-Barbate y de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas (cuenca Sur), que tienen ya una sequía severa y con una gravedad especial.
Con todo, actualmente el agua embalsada en Andalucía, 4.402 hm3, supone un 36,6% de la capacidad total, un 35,4% menos que la campaña pasada y un 45,5% menos que la media de las últimas 10 campañas. Si analizamos esos mismos datos en la cuenca del Guadalquivir, que es la que riega los olivares andaluces, la situación se agrava, ya que actualmente hay embalsados 2.678 hm3, un 33% de la capacidad total, un 38,5% menos que la campaña pasada y un 52,8% menos que la media de las últimas diez.
Una muestra de la preocupación existente en el sector, es la celebración, ayer día 26 de febrero, de la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, y los acuerdos que allí se alcanzaron. En este sentido, la estimación de desembalse para la campaña de riego es de unos 600 hm3, una cantidad que supondría una dotación máxima de 1.800 m3 por hectárea para aquellas concesiones de 6.000 m3. En el caso concreto del olivar, con una dotación concesional de 1.500 m3/ha, se ha planteado un volumen de 800 m3.
Con esta escasez se afronta un período vital para el olivo y la próxima campaña oleícola, pues, si no se corrige con las lluvias pronosticadas en los próximos días de manera abundante, persistirán las dificultades para afrontar el siguiente ejercicio con una producción necesaria para un mercado cada vez más global.
Y es que, con datos de la AICA a 31 de enero de 2018, en el primer cuatrimestre de campaña, las importaciones son las más altas desde que se tienen datos, con una clara estrategia de abastecer el mercado con las disponibilidades de aceite de los países de la cuenca mediterránea como Túnez, Grecia, Turquía o Marruecos. Pese a ello, el ritmo de salidas al mercado está siendo muy importante, casi 110.000 toneladas al mes, que de acuerdo con los niveles de precios actuales, puede considerarse un gran éxito comercial.
Por tanto, dado que este año están siendo necesarias las producciones de los principales países productores exteriores para abastecer el mercado, y puesto que las mismas son tremendamente veceras, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía espera que la lluvia prevista favorezca la producción andaluza de cara a la próxima campaña, y que sea fundamental para abastecer una demanda mundial que no deja de crecer año tras año.