Tras un mes de estado de alarma por la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, las cooperativas ganaderas de leche empiezan a notar los efectos de la caída del consumo, agravada por el cierre de bares, restaurantes y hoteles. En un sector especialmente dependiente del conocido como canal Horeca, este descenso se traduce en un excedente de leche y, por tanto, en una bajada generalizada de los precios que puede poner en riesgo la rentabilidad de las explotaciones ganaderas andaluzas.
Por ello, los sectores de vacuno y de ovino y caprino de leche de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía demandan por igual a las administraciones que se articulen medidas como el almacenamiento privado y ayudas para fomentar la reducción voluntaria de producción o el desvieje para evitar que haya una sobreproducción en estos meses de primavera, período en el que además se da el pico productivo de ambas actividades. A la vez, hacen un llamamiento a la industria para que en esta difícil coyuntura tenga empatía con el sector y haga un esfuerzo por sostener precios y volúmenes.
La situación de los productores de leche de cabra es especialmente delicada, dado que su funcionamiento depende de actividades como la restauración y el turismo. Los quesos derivados de esta leche se consumen principalmente en bares, restaurantes y hoteles, ahora cerrados. También en mercados como el francés, donde muchas de sus elaboraciones se hacen con leche de cabra española; aunque debido a la ralentización del transporte de mercancías y a la paralización del sector terciario en dicho país, productores y transformadores no encuentran en el exterior una alternativa.
Estos factores se han traducido en una caída de los precios en abril de en torno al 30% con respecto al mes de marzo, cuando el kilo de leche de cabra cotizó alrededor de los 0,85 euros. Los ganaderos agrupados en cooperativas señalan que la situación se agrava en su caso, dado que la industria paga menos a los productores cooperativistas que a los de la propia industria. Además, las cooperativas que venden a granel temen que este descenso sea mayor en los próximos meses, ya que su principal cliente, el canal Horeca, será de los últimos en recobrar la normalidad.
La época en la que se ha decretado el estado de alarma y la cuarentena tampoco ha beneficiado al sector, pues entre marzo y abril la producción de leche es mayor. Por ello, ante el escenario que se vislumbraba hace un mes, muchas cooperativas introdujeron cambios en el manejo de sus ganados para reducir la producción, de forma voluntaria y sin apoyo económico, entre un 10 y un 20%. Si bien, esta estrategia no es suficiente para evitar un desequilibrio entre la oferta y la demanda.
Por eso, tanto aquellas cooperativas que venden a granel su producción como aquellas que la transforman en cuajada valoran positivamente que el Ministerio de Agricultura proponga a Europa medidas como el almacenamiento privado, ya adoptada en el sector del aceite de oliva, o como la reducción voluntaria de la producción.
No obstante, creen necesario que se articulen también ayudas para el desvieje de la cabaña lechera, al igual que en el cordero y el cabrito. De esta forma, no sólo se reduciría considerablemente la producción de leche en los próximos doce meses, sino que se favorecería un ganado nuevo, más joven y por tanto más productivo que redundaría en una mayor rentabilidad de las explotaciones.
En cuanto a la leche de vaca, la mayor preocupación de productores y transformadores es el devenir de los precios en la próxima campaña. Al inicio de la crisis sanitaria, las cooperativas de este sector hicieron un esfuerzo ímprobo para casi duplicar la transformación de leche y poder abastecer el repunte de pedidos recibidos tanto por la industria como por la distribución.
Precisamente este mayor consumo doméstico ha permitido frenar las pérdidas procedentes por el cierre del canal Horeca; sin embargo, en las últimas semanas la compra de leche envasada se ha normalizado e incluso se espera que caiga a partir del mes de mayo por la estacionalidad del consumo.
A esta ralentización del mercado nacional hay que sumar el exceso de producción que se está produciendo en Francia, Alemania o Portugal, cuya industria ha optado por exportarla a países como España, donde esta leche se está comercializando en el mercado de leche spot (donde el precio se pacta en función de la oferta y la demanda) por debajo de los 0,20 euros/litro.
Aunque la industria está respetando los contratos en vigor respecto a los volúmenes, esta práctica sí afecta a la comercialización de los excedentes en el mercado libre. Las empresas transformadoras están haciendo acopio de materia prima a bajos precios y de origen extranjero mientras siguen comercializando con cierta normalidad, lo que derivará en un descenso de las cotizaciones que después será complicado recuperar y demuestra una falta de coherencia y sensibilidad ante la situación que viven los ganaderos. Además, como señalan, si el mercado tira los precios, la negociación de los futuros contratos se verá comprometida, por lo que desde la federación se insiste en la necesidad de que las autoridades extremen los controles a las industrias para evitar el fraude.
Frente a un escenario de cotizaciones a la baja, desde el sector solicitan al Gobierno central que extienda las medidas propuestas para el ovino y el caprino de aptitud láctea también al vacuno, ya que la mantequilla y la leche en polvo pueden almacenarse sin problema. En este sentido, aseguran que si la Unión Europea permitiese el almacenamiento privado probablemente se frenarían las importaciones a precios irrisorios.
Por último, tanto cooperativas de leche de cabra y oveja como de vacuno de leche insisten en la necesidad de impulsar campañas de promoción, articuladas por la interprofesional, para animar el consumo interno de productos y subproductos lácteos de origen nacional.