Tras diez días de huelga de transporte, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía vuelve a urgir al Gobierno central a ser más diligente en la negociación con el sector del transporte para que se desconvoque el paro indefinido. La federación insta a la Administración a buscar una solución antes del día 29 de marzo para evitar un desastre mayor en otras actividades económicas como la agroalimentaria, que desde la semana pasada tiene muchas complicaciones para abastecerse y comercializar sus productos con normalidad.
A pesar de que se han establecido corredores y convoyes para que los transportistas que no secundan la convocatoria puedan atender sus desplazamientos, estas medidas son totalmente insuficientes. El impedimento de la libre circulación de mercancías está generando un problema de suministro en las explotaciones y en la industria, al tiempo que amenaza el empleo de más de 36.000 personas que trabajan en las cooperativas agroalimentarias de Andalucía, motor económico de las zonas rurales.
Cada día que suma la huelga, la ganadería tiene más dificultades para alimentar al ganado por la entrara irregular de materias primas a las granjas, situación que además pone en riesgo el bienestar de los animales. Por otro lado, la recogida de leche tampoco es normal y los ganaderos se ven obligados a tirar la producción en sus explotaciones –hecho penado por ley- ante la imposibilidad de almacenarla por su carácter perecedero. Como señala Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, esta situación está ralentizando la actividad de las industrias lecheras y, como ya se palpa en los supermercados, dificulta el abastecimiento de un producto básico como la leche.
En el caso del sector hortofrutícola, la situación tampoco es favorable. Como se indicaba hace unos días, la fresa se encuentra en plena campaña de recolección de fresa, al igual que las hortalizas bajo plástico como el tomate, el calabacín o la berenjena, por tanto, el impedimento de la libre circulación entorpece la salida de estos alimentos, que no se pueden guardar más tiempo del necesario por su carácter perecedero. A ello se suma que, tras diez días de huelga, las cámaras de los centros de manipulación están saturadas y ya no pueden asumir más producto. Por tanto, de no resolverse con urgencia el conflicto, los productores van a tener que tirar todo el esfuerzo realizado durante la campaña. En este sentido, la federación lamenta que el inmovilismo político obligue al sector productor a desperdiciar tantísimo alimento saludable y de calidad ante las complicaciones comerciales generadas por el paro.
La huelga de transporte también está provocando un problema de suministro de envases en las industrias. Las centrales de frutas y hortalizas se están quedando sin cajas para la confección de los pedidos. Las plantas de aceite y de vino, entre otras, también sufren este desabastecimiento y varias ya han anunciado que van a paralizar su fabricación durante un par de jornadas ante la imposibilidad de envasar más producto. Por ello, al igual que se han establecido corredores para que la mercancía pueda circular, la federación reclama que se garantice la circulación de camiones que proveen estos materiales con tal de facilitar el trabajo de las industrias.
Por otro lado, como recuerda la federación, el sector agroalimentario andaluz es eminentemente exportador. En este sentido, una huelga indefinida puede echar por la borda el trabajo realizado por las empresas agroalimentarias durante años para internacionalizarse. De hecho, ya hay constancia de que países competidores como Marruecos están aprovechando el conflicto del transporte español para buscar entradas alternativas a Europa con el ánimo de desplazar a las producciones españolas del mercado europeo.
Como señaló la semana pasada Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, la huelga de transporte ha terminado de dar la puntilla al sector agroalimentario nacional. La dificultad para comercializar las producciones es un coste añadido al incremento de los precios de producción, la escalada de la energía y del gasóleo, los efectos de la sequía, el impacto de las importaciones de países terceros o el futuro incierto que va a dejar la Política Agraria Común.
Por ello, desde la federación vuelven a exigir al Gobierno central que lleven la negociación hasta último término y emprendan las medidas necesarias para desbloquear un conflicto que no sólo afecta a los transportistas, sino que ya es un problema económico y social, puesto que se está poniendo en riesgo el abastecimiento de alimentos para la ciudadanía.