Ana María Fernández Cayuela
13 de octubre de 2021Isabel Mª Rubiales Gómez
13 de octubre de 2021
PILAR GÓMEZ FERNÁNDEZ
Presidenta de AMCAE-Andalucía
Rurales y agrarias por convicción
Cada mañana, cuando inicio las tareas en mi explotación ganadera, no puedo dejar de sentir cierto orgullo por haber perpetrado el trabajo en el que mi padre se esforzó a lo largo de décadas. Es una sensación que me invade desde hace 30 años, cuando por convicción me convertí en ganadera.
Desde entonces he conocido a numerosas mujeres que han apostado por la agricultura y la ganadería como forma de vida. Agricultoras y ganaderas como las que hoy ponen voz a un colectivo cada vez más grande y más consciente de que la mujer siempre ha sido una pieza fundamental en el sector agrario. Ellas, nosotras, siempre hemos trabajado por mantener vivas las explotaciones familiares y por impulsar nuestro mundo rural.
Andalucía necesita mujeres ejemplares como las que hoy, en este Día Internacional de la Mujer Rural, nos cuentan su historia. Cooperativistas con proyectos fascinantes. Mujeres que generan riqueza en su entorno. Agricultoras y ganaderas que son una motivación para muchas otras mujeres y, sobre todo, para las generaciones venideras. Profesionales que son el presente y el futuro de nuestros pueblos, de nuestra Andalucía rural, de un territorio fuerte, que no se puede entender sin el sector agrario ni las cooperativas.
Todas ellas trabajan para cultivar un territorio económica y socialmente sostenible. Lo hacen con la pasión heredades de sus familias pero a contracorriente de la sociedad. Han asistido al abandono de sus pueblos y han visto cómo sus vecinos dejaban sus explotaciones y se iban a sectores, a priori, más prósperos como los servicios o la construcción. Han sido testigos de cómo la vida del medio rural se iba apagando por falta de oportunidades, de infraestructuras y de recursos.
Estas mujeres han entendido que la actividad agrícola y ganadera son la simiente de un sector esencial como el de la agroalimentación. Y, lamentablemente, ha tenido que irrumpir una crisis sanitaria mundial para que el resto de la sociedad le reconozca esa condición. La realidad: la alimentación es la base de una sociedad próspera.
Creo, por tanto,que nuestro sector merece ser más visible, que se muestre la realidad de una agricultura y una ganadería moderna y profesionalizada, una actividad que es el sustento de miles de familias andaluzas, personas que han encontrado en el medio rural su modo de vida, a pesar de las dificultades. Y es que la realidad es que todavía hay muchos pueblos sin una buena conexión a internet, sin carreteras acondicionadas para el transporte y sin servicios básicos que faciliten la fijación de población al territorio.
En este sentido, no podemos obviar el papel de las administraciones en esta tarea. El medio rural precisa de inversión económica, de infraestructuras y de servicios. Necesita el respaldo de las administraciones locales, autonómicas, nacionales y europeas a través de líneas concretas de ayudas que faciliten la inversión para mejorar las condiciones tecnológicas, de comunicación y logísticas para acabar con la brecha que aún existe entre las ciudades y los pueblos.
Desde AMCAE-Andalucía y Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía defendemos que la unión es la mejor forma de conseguir estos objetivos y de velar por los intereses del sector agroalimentario y del modelo cooperativo. Cuando nuestra asociación nació, hace ya tres años, nuestras metas eran promover la participación de las agricultoras y las ganaderas en las asambleas de las cooperativas e impulsar su promoción a los consejos rectores. Sin embargo, los devenires del sector con unos precios cambiantes en detrimento de las productoras y los productores, los acuerdo comerciales, la configuración de ayudas y el propio funcionamiento de la cadena alimentaria nos han obligado a replantearnos nuestra estrategia.
Hemos entendido que como asociación debemos fortalecer la red de agricultoras y ganaderas cooperativistas, pero también defender las mejores condiciones para que estas profesionales, junto a sus compañeros, desarrollen su actividad con las mejores condiciones. Debemos desechar esa imagen de sector residual y aprovechar la proyección que nos ha dado la pandemia para modificar las creencias establecidas. En definitiva, difundir a las nuevas generaciones que sin personas dedicadas a la agricultura y a la ganadería, sin la labor de las cooperativas y sin la base de la riqueza de nuestros pueblos, la Andalucía rural no existiría.